jueves, 9 de agosto de 2007

La Vaca

Nota publicada ayer en

Crisis en los (a) Normales
La educación pública es invisible a los ojos

Los colegios (a) normales Mariano Acosta y Normal 7 siguen sin tener resuelta su situación, a la vuelta de las vacaciones de invierno. Techos mal realizados que se desploman, instalaciones eléctricas rechazadas por expertos de la Facultad de Ingeniería, chicos repartidos en sedes donde la educación es impracticable. Las autoridades no dan respuesta, un legislador macrista aseguró a los padres que “pudo haber un atentado”, y esto recién empieza.
"El Ministerio de Educación de la Ciudad difundió un comunicado en el que dice que para el lunes van a terminar las obras en el edifcio de Corrientes y Gascón, pero nosotros que estamos controlando las obras descartamos esa posibilidad totalmente y lo descartan también los profesionales de la Facultad de Ingeniería", asegura Pablo Cesaroni, miembro de la cooperadora del Normal 7, la escuela que al igual que el Mariano Acosta, está siendo víctima no de su deterioro, sino de las reparaciones llevadas adelante por la empresa Bricons, mientras los alumnos desfilan por distintos lugares alternativos en donde apenas pueden tener clases durante dos horas.
Cesaroni explica que la obra implica cambiar toda la instalación eléctrica y los techos de 14 aulas. "Ni siquiera terminaron la planta baja. Pero no porque no hay gente trabajando todos los días, el problema es que el Ministerio de Educación los presiona a ellos y nos miente a nosotros diciendo que nos van a entregar el edificio este lunes 13", dice.

Inhalando pegamento caliente

Puede recordarse que el 14 de junio el edificio fue desalojado entre sirenas y bomberos al encenderse sin los debidos recaudos la flamante calefacción, que dispersó por las aulas pegamento recalentado, que fue confundido con olor a gas. El pegamento dejó a alumnos y docentes en estado de shock aliviado con por las ambulancias del SAME cuando llegaron a brindarle oxígeno a las víctimas. Al realizarse los peritajes del edificio, la comisión enviada por la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires descubrió que los techos, también flamantes, estaban mal colocados, del mismo modo que en el Mariano Acosta, uno de los cuales se desplomó el domingo 3 de junio. Los cielo rasos estaban deficientemente sostenidos en todas las aulas, y si aquel accidente no hubiese ocurrido un domingo, el material hubiese caído sobre los chicos de 5º grado. A la vez, el escape del pegamento permitió que la Facultad de Ingeniería descubriese que los techos del Normal 7 estaban en las mismas condiciones que los del Acosta. Además, se detectó que estaba mal hecha toda la instalación eléctrica del edificio.Actualmente, 150 alumnos de primaria del Normal 7 asisten al Colegio Lasalle en donde se reparten en 10 aulas distintas. Otros cuarenta van a otra sede escolar en la calle Guardia Vieja, y el resto en un polideportivo, sin contar a los terciarios. Son, en total, 500 alumnos en cinco lugares distintos. El nuevo desafío para la comunidad educativa se viene este lunes cuando en el Lasalle sólo les queden dos aulas disponibles. "Todavía no sabemos qué vamos a hacer con esos chicos. Si tenemos suerte vamos a poder llevarlos a otro lugar. Y ahí completaríamos seis lugares distintos", ironiza Cesaroni.

No hay que pisar escuelas

Si finalmente no consiguen ubicar a estos alumnos, la cooperadora y los estudiantes convocarán a una protesta en Corrientes y Gascón, frente al edificio del Normal 7. El lunes 30 de julio, enviaron una carta documento a la ministra de Educación Ana María Clement para que los recibiera en su despacho para conversar sobre la situación de emergencia en la que se encuentran. Sin embargo no recibieron contestación. "Ni la ministra ni el subsecretario -Luis Carlos Liberman- pisaron nunca la escuela. ¿Cómo van a poder resolver la situación si nunca vinieron? Estamos tratando de hacer ruido pero esta gente no reacciona", dice Cesaroni y cuenta que funcionarios del área de Educación de la Ciudad de Buenos Aires les habían dicho que estaban "enojados porque ellos habían salido mucho en los medios".
"Lo que nos importa son los chicos y cómo vamos a hacer el lunes cuando sólo nos queden dos aulas para 150 alumnos", aclara. Para volver a usar el edificio la cooperadora pidió a la Facultad de Ingeniería que audite nuevamente las obras. Recién cuando tengan el visto bueno de esta institución podrán volver a clases "normalmente". Por ahora, de lo único que están seguros en el Normal 7 es que eso no va a suceder este lunes 13 como prometió Educación.

Los malentendidos

Similares peripecias repiten los padres y alumnos del Mariano Acosta en donde la obra que lleva adelante la empresa Bricons está por cumplir tres años cuando el plazo previsto era de 16 meses. Los dos mil alumnos de terciario, secundario y primario están divididos en ocho sedes. Esta situación implica, por ejemplo, que niños de primero a cuarto grado tengan que cursar en el Instituto del Viajante en donde no tienen recreos, no tienen baños, los mingitorios son demasiado altos para los niños, las barandas de las escaleras son demasiado bajas, las escaleras inseguras, no tienen laboratorio ni educación física, sólo el docente en un aula en la que no entran todos. Así pinta la situación Martha Luna, una de las madres movilizadas por la situación del Mariano Acosta. "La realidad es que la escuela pública depende hoy de los tiempos de una empresa privada sin control alguno, pedimos a quien tenga que tomar la decisión política que la tome", explica.
Al igual que al Normal 7, desde el Ministerio de Educación porteño les informaron a las autoridades del Mariano Acosta que el edificio estará listo este lunes 13, pero aquellos padres que entienden de construcción y participan de la comisión técnica, visitan la obra a diario y saben que tal cosa no será posible. Ese día, además, los docentes avisaron que dado a que el edificio no estará listo, no concurrirán a las sedes, por lo que no habrá clases. "Es que para los docentes también la situación es insostenible".

Versión macrista: atentado

Las respuestas oficiales, según Martha, han sido desde desopilantes hasta nulas. Por ejemplo el pasado martes 7 de agosto tenían una cita con el subsecretario de Educación, Liberman, en la escuela. "Él mismo nos dijo que la próxima reunión sería el martes 7 a las 12. Pero nos dejó plantados. No apareció. Y cuando llamamos nos dijeron: debe haber sido un malentendido".
En el desfile por las instituciones de Gobierno, padres y alumnos pasaron también por la Legislatura. Allí se entrevistaron con Marcos Peña, macrista y Presidente de la Comisión de Educación. "Es probable que la caída del techo, que sucedió el mismo día de las elecciones, haya sido un atentado", les dijo Peña en esa reunión, tan solemne como impune. "Ridiculeces como esa nos dan la pauta de que no tienen ninguna seriedad para encarar el problema", dice Martha.
Estuvieron en la Secretaría de Derechos Humanos, en la Defensoría del Pueblo que envió sendos informes al Ministerio de Educación -que Educación no contestó- y hasta tuvieron un acercamiento con Daniel Filmus. " ¿Quién hace algo para que esta empresa haga las cosas como las tiene que hacer. Pareciera que nadie puede nada".
Entre los insólitos requerimientos del Mariano Acosta se incluyen: "queremos que no se caigan los techos, queremos que se pueda estudiar sin obreros trabajando, sin ruidos molestos, con todo lo necesario, queremos que se hagan las cosas bien, queremos que la Facultad de Ingeniería haga un informe aprobando las obras, que la escuela sea segura para todos". Para el lunes a las 13 horas padres, alumnos y docentes se concentrarán en la puerta de la escuela, juntarán firmas y seguirán con estos reclamos.

Para seguir el proceso de la obra del Mariano Acosta, un padre abrió el blog www.acostaenlucha.blogspot.com, en el que pueden verse los avances y el estado de las reparaciones.

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